viernes, 31 de mayo de 2013

Tengo mitos, lo reconozco

En el mundo de la progresía actual, en todos sus ámbitos, siempre escucho ese rollo de que no hay que tener mitos, que tú mismo eres quien debe construir individualmente tu camino sin fijarte en los demás… bueno, y puede que sea parte de verdad, no?
Yo creo que los mitos existen, como las meigas. Todos los tenemos, no? Yo sí, claro. Ahora, no me valen para todos los aspectos de la vida, como creo que le pasa a alguna gente. No pido que un futbolista sea excelente persona y a la vez un intelectual, educado y solidario. Sé lo que es un futbolista. Alguno me parece un mito del fútbol, nada más. Me hubiera gustado jugar a su lado, ser la mitad de bueno que él. ¿Qué tiene de malo?
Me hubiera gustado tener la dignidad y la altura de muchas personas a las que admiré desde pequeño. Me hubiera gustado ser valiente, como Miguel Hernández, como Gabriel Celaya. Y escribir como Galeano escribe, como si hablara, como un libro abierto para todos los públicos. Con una valentía que siempre he admirado, pues esta gente se ha jugado el pellejo enfrentando su palabra a la de dictadores sanguinarios.
Me hubiera gustado escribir canciones como Rosendo, como Sabina, como Lennon. Crecí con ellas, como con las de los grupos de punk de los ochenta. Me hubiera gustado tener la actitud de los RIP en el escenario, o cómo se subían y descargaban los Ramones. Los admiro a todos.
Pero también admiro a gente desconocida para vosotros. Admiro a quien tengo a mi lado, porque por eso estoy a su lado. Es mucho más grande que yo, y tiene un montón de cosas que me gustaría tener, como la ilusión de un niño pequeño. Admiro a mi familia, la que sabe que es mi familia, por la dignidad y coherencia que siempre han tenido. Admiro a mis abuelos, que seguían sonriendo a pesar de lo que llegaron a vivir. Y con la cabeza alta.
Por tanto, tengo mitos. Lo reconozco. ¿Eso me hace ser antirrevolucionario? Espero que no. Sé que tengo muchas incoherencias, muchos defectos, muchos temores. Sé que ninguno de mis mitos lo va a solucionar y que ese es un asunto mío.
Pero cuando leo a Galeano, escucho a Rosendo, veo jugar a Azofra o a Maradona... entonces me imagino junto a ellos, cada uno en su parcela, y no me acuerdo de tanta incoherencia, de tantos miedos. Son como un pico de heroína, o al menos yo creo que así debe ser.
¿Matar a los ídolos? No me hace falta. Son lo que son y les pido eso. No los tengo en un pedestal para todo, sino para lo suyo. Esta noche, por ejemplo, hablé con Rosendo en sueños. Sí, es cierto. Y me dijo que siguiera escribiendo canciones, que le había gustado mi última letra. Y  me dijo también que luche por lo que quiero, junto a la gente que yo elija. Eso sí que son sabias palabras. Eso es un roquero. Y por eso yo lo tengo como un mito. Y me sirve para seguir caminando, para seguir escribiendo y en contacto contigo a través de las palabras.

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